La respuesta está en nuestro interior, y desde mi punto de vista creo que la pregunta es bastante sencilla.
Desde hace días he experimentado sensaciones que son lo suficientemente válidas para comprender que 12 de cada 10 personas son superficiales. (Sí, ya sé que es un dato incorrecto pues de 10 personas no puedes sacar 12 al no ser que dos de ellas tengan hijos. Era una simple ironía que muestra que en este mundo cada vez más globalizado la gente es excesivamente superficial.) Le damos demasiada importancia a las cosas que son de alguna manera “innecesarias”. Sí, somos adictas a las compras ya que es algo inevitable; nos preocupamos del pelo de un modo exagerado, no hay nada mejor que un peinado impecable; cuando llega el verano es super importante adelgazar 3 ó 4 kilos y cómo no, querer ponerse tan negra como un negrito africano obteniendo un resultado penoso; es fundamental ir con los ojos bien pintados hasta que parezca que nos han pegado un puñetazo, marcar los pómulos con dos pinceladas de colorete que nos hacen parecer Heidi y por supuesto 8 capas más de maquillaje por si tenemos un descuido y se nos borra alguna de las capas; si de naturaleza somos morenas me tiño del rubio más pollo que exista; si tenemos el pelo rizado nos lo planchamos todos los días hasta que nuestras puntas se queman tanto como el dragón de San Jorge; si lo tenemos demasiado corto da igual, nos compramos unas extensiones y listo! Seguro que no se notan nada (ironía):S ; si tenemos los ojos azules que sueeeeeeerte! Y si no, nos compramos unas lentillas que son tan falsas como nuestras extensiones, y así vamos a juego. ¡POR FAVOR, BASTA YA!
¿Cuántas veces hemos oído la frase de “lo importante está en el interior”? ¿Y de qué nos sirve?
Qué más da ser rubia, morena, castaña; con ojos azules, marrones, verdes, negros; ser alta o baja; tener el pelo largo o corto (si el pelo crece de todas las maneras); tenerlo rizado o liso; estar delgada o gorda; ser blanca como la teta de una monja o tan negra como un conguito; tener los dientes perfectos o algo descolocados; necesitar gafas porque no ves ni un pimiento o tener vista de lince; tener la nariz grande o pequeña, chata, recta o respingona; unas tetas que parecen ubres o estar tan plana como una tabla; qué más da ser pija, cani, elegante, hortera; simple o extravagante; qué más da todo esto si lo que realmente define a una persona está en su interior. Y con esto quiero hacer referencia a la frase expuesta anteriormente. No juzguemos por la apariencia, porque entonces seremos injustos. Estoy totalmente segura de que alguna vez hemos sido algo infelices por alguno de los motivos anteriores. Ahora es el momento de cambiar, de mirarnos en un espejo y sentirnos bien. De querernos así, tal y como somos porque entonces nadie más nos va a querer. Si estuviésemos pendientes continuamente de nuestro aspecto no disfrutaríamos de las cosas pequeñas, las que realmente son importantes. Seríamos extremadamente superficiales. Quien me quiere, me quiere así, como soy yo; con cada uno de mis defectos y virtudes. Ellos saben valorarme de alguna manera, y me siento feliz. Salgo a la calle con la sonrisa más grande del mundo porque qué me importa a mí lo que piensen los demás. Soy ANTIARTIFICIAL, 100% NATURAL. Y así seguiré siendo, y estoy bien orgullosa de ello.
¿Cuántas veces hemos oído la frase de “lo importante está en el interior”? ¿Y de qué nos sirve?
Qué más da ser rubia, morena, castaña; con ojos azules, marrones, verdes, negros; ser alta o baja; tener el pelo largo o corto (si el pelo crece de todas las maneras); tenerlo rizado o liso; estar delgada o gorda; ser blanca como la teta de una monja o tan negra como un conguito; tener los dientes perfectos o algo descolocados; necesitar gafas porque no ves ni un pimiento o tener vista de lince; tener la nariz grande o pequeña, chata, recta o respingona; unas tetas que parecen ubres o estar tan plana como una tabla; qué más da ser pija, cani, elegante, hortera; simple o extravagante; qué más da todo esto si lo que realmente define a una persona está en su interior. Y con esto quiero hacer referencia a la frase expuesta anteriormente. No juzguemos por la apariencia, porque entonces seremos injustos. Estoy totalmente segura de que alguna vez hemos sido algo infelices por alguno de los motivos anteriores. Ahora es el momento de cambiar, de mirarnos en un espejo y sentirnos bien. De querernos así, tal y como somos porque entonces nadie más nos va a querer. Si estuviésemos pendientes continuamente de nuestro aspecto no disfrutaríamos de las cosas pequeñas, las que realmente son importantes. Seríamos extremadamente superficiales. Quien me quiere, me quiere así, como soy yo; con cada uno de mis defectos y virtudes. Ellos saben valorarme de alguna manera, y me siento feliz. Salgo a la calle con la sonrisa más grande del mundo porque qué me importa a mí lo que piensen los demás. Soy ANTIARTIFICIAL, 100% NATURAL. Y así seguiré siendo, y estoy bien orgullosa de ello.
By Irene Alegre Jiménez for be yourself
No hay comentarios:
Publicar un comentario